martes, 21 de abril de 2009

martes, 7 de abril de 2009

napoleon

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Imagen de Napoleón, cuando abandonado por sus aliados y oficiales se vio forzado a firmar la rendición en Fontainebleau.
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Él, que había sido durante años el hombre más poderoso de la tierra, el emperador de los franceses, conquistador de Europa.
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Él, que gracias a sus victorias frente a ejércitos obsoletos tanto en equipamiento como en tácticas, había dado órdenes a los monarcas de Europa. Obligando a las dinastías con más abolengo a seguir a pies juntillas sus indicaciones, y a entregarle por esposa en muestra de sumisión y reconocimiento, a uno de sus miembros, ni más ni menos que a una princesa de Austria.
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Jamás le perdonarían esos reyes el daño que hizo a su divina legitimidad, la forma insultante en que los trató a todos, y cómo despreció lo que ellos tenían como sagrado.

Napoleón se rio de ellos, y usó y abusó de las mismas herramientas.
Esos viejos reyes con sus venas azules no le impresionaban, no significaban nada para él, todo el mundo estaba llamado a estar a sus pies y a su servicio, sin excepción.
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Era un megalómano, hiperactivo, orgulloso, poseedor de la mayor de las vanidades, decidido, terco y oportunista.
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Su madre, madame Mére, cuya ambición inculcó a su descendencia, educó a sus hijos como si todos estuvieran destinados a grandes cosas.
Y todos lo consiguieron, claro que acosta de uno solo, que los cubrió con los nuevos títulos rimbombantes del Imperio, con reinos en no pocos casos (rey de españa, de holanda, de westfalia, de roma, nápoles), a su hermana Elisa el gran ducado de Toscana, a su hermana paulina un principado, a carolina, la peor de todos, el gran ducado de berg y el ducado de cleves.. y así en un listado interminable..., y joyas muchas joyas y propiedades, que en ningún caso saciaban sus deseos.
Y no fueron sus consanguíneos los únicos beneficiados, los reinos, los principados, los grandes ducados... brotaban de sus pródigas manos al mismo ritmo que sus victorias los arrebataban a los enemigos.

La única digna de mención por su dignidad, su hermana Paulina, que era bastante conocida por su su amor al arte, las letras y también sus amoríos, pese a haberse casado con un Borguese, de las familias más ilustres de Roma.

Canova la inmortalizó en su Venus Victoriosa con los pechos descubiertos.
Napoleón elevó el título de su cuñado a príncipe de Borguese, y entregó a su hermana el ducado de Guastalla.
Se enemistó con josefina y el emperador la tuvo que expulsar de parís, sin embargo, a diferencia de todos los demás, salvo de su madre, paulina no abandonó jamás a su hermano. Cuando estuvo recluído en Elba ella se instaló lo más cerca posible, escribiéndole a menudo. Cuando se enteró de que habia huído de la isla y regresado Francia, paulina le envió todo el dinero que pudo reunir, incluso se dice que vendió sus joyas. Tras Waterloo, pidió permiso para seguir a su hermano a Santa Helena, pero le fue denegado.
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En la coronación las hermanas de Napoleón llevan la cola de su cuñada Josefina, muy a su disgusto. A la izquierda del todo sus esposos y hermanos, en definitiva, la familia imperial, salvo madame Mére, que aparece retratada en una especie de palco, aunque ella en realidad no acudió a la coronación.
A la derecha los altos dignatarios del Imperio naciente, tras el altar los embajadores, y entorno al altar la curia eclesiástica, incluido el papa, reunidos par dar su bendición.
Napoleón tuvo que negociar la presencia del papa, y el hecho de que no fuera él quien le coronara, sino que lo haría él a sí mismo, como muestra de la voluntad popular y no divina. No le debería al papa la coronación.
Y pese a que éste emperador había arrebatado los bienes a la iglesia, pese a que los revolucionarios de francia le habían cortado la cabeza a su rey y perseguido a los curas, allí estaba el santo padre de turno, como siempre sin perderse una, para dar su bendición. No fuera que ese sujeto se terminara saliendo con la suya. La Iglesia nunca pierde. Siempre del lado del que gana. No tuvieron que rogarle mucho al papa, que guardó un as en la manga.
Al fin y al cabo a la Iglesia no terminaba de gustarle Napoleón, estaba allí por las razones que ya he indicado. Si bendecía esa coronación no se comprometía de la misma manera que si hubiera coronado al emperador de su propia mano.
¿Que el emperador se coronaba solo? mucho mejor, que se atuviera a las consecuencias, llegado el momento de negarle o traicionarle, las cosas serían mucho más sencillas.
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Fabuloso mausoleo de Napoleón, en los inválidos de París. Custodiado por unas Victorias aladas, y rodeado con las inscripciones en el marmol del suelo de las batallas en las que venció con gloria, haciendo temblar el orden establecido, y sembrando Europa de muertos, en loor de su orgullo.
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Introducido en nosecuantos ataúdes de diversos materiales, (plomo...) siendo el último de caoba.
Sus enemigos ya le conocían, y no querían que se la volviera a colar como cuando estuvo en Elba.
:P

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Recomiendo los cien días de dominique de Villepin (creo que se escribe así), y las memorias de madame de Staël.
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Aquí dejo alguna de las frases que se le atribuyen:
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Sólo dos palancas mueven a los hombres: el miedo y el interés.

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Cuando quiero que un asunto no se resuelva lo encomiendo a un comité.
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La envidia es una declaración de inferioridad.
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De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso.
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Después de sufiri un infortunio el hombre talentoso siempre se recupera.
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Mañana, diez siglos contemplarán nuestra victoria.
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No hay que temer a quien tiene una opinión, sino al cobarde que se abstiene de manifestarla.
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Para la guerra hacen falta tres cosas: dinero, dinero y dinero. Hay guerras baratas, pero esas siempre se pierden.
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La palabra imposible no está en mi vocabulario.
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Nunca interrumpas a tu enemigo mientras esté cometiendo un error.
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Con audacia se puede intentar todo, mas no conseguirlo todo.
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¿saben cual es el más duro de los reveses de la derrota? la ingratitud de los hombres.
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viernes, 3 de abril de 2009

una furtiva lagrima

Una furtiva lagrima
negli occhi suoi spuntò...
quelle festose giovani
invidiar sembrò...
Che più cercando io vo?
M'ama, lo vedo.
Un solo istante i palpiti
del suo bel cor sentir!..
Co' suoi sospir confondere
per poco i miei sospir!...
Cielo, si può morir;
di più non chiedo.
Eccola... Oh! qual le accresce
beltà l'amor nascente!
A far l'indifferente
si seguiti così finché non viene
ella a spiegarsi.
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Una furtiva lágrima,en sus ojos despuntó…
A aquellas jóvenes alegres
parecía envidiarlas…
¿Qué más puedo desear?
Me ama, sí, me ama, lo veo, lo veo.
¡Un solo instante el pálpito de su corazón
deseo sentir!…¡Mis suspiros confundircon los suyos!
Cielos, así podré morir,no quiero más que eso.
Aquí está.¡Oh, cómo acrecienta su belleza
el naciente amor!
Seguiré haciéndome el indiferente
hasta que venga ella misma a declararse.

palmira

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Espléndida ciudad, que osó enfrentarse al poder romano bajo el liderazgo de su reina Zenobia, que estableció en ella la capital del reino Nabateo.
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Cuando los romanos la reconquistaron la arrasaron como castigo, y una de las ciudades más brillantes del momento quedó reducida a escombros.
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Escombros que siguen mostrando su magnificiencia, y que siglos más tarde pondrían nombre a la obra del conde de Volney: las ruinas de palmira:
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El judío caería muerto antes que trabajar en sábado: el persa se dejaría matar primero antes que soplar la lumbre con la boca; el indio mira como la suma perfección restregarse con el estiercol de vaca, y pronunciar misteriosamente aûm; el musulmán se cree libre de todo rastro de culpa cuando se ha lavado la cabeza y los brazos, y disputa con el alfanje desnudo sobre si ha de empezar el lavatorio por el codo o por la punta de los dedos, el cristiano se tiene por condenado su come carne en vez de pescado o legumbres. ¡Oh sublimes y celestiales doctrinas! ¡Oh perfecta moral, digna del martirio y del apostolado! Atravesemos los mares para enseñar tan poderosas leyes a las naciones salvajes, a los pueblos remotos; digámosles: "¿Hasta cuándo, hijos de la naturaleza, pisaréis los senderos de la ignorancia? ¿Hasta cuándo seréis sordos a los verdaderos preceptos de la moral y la religión? Venid a escuchar las lecciones de los pueblos doctos y píos que viven en países civilizados; y ellos os dirán, que para ser gratos a Dios es indispensable, en ciertos meses del año, morirse de hambre y de sed; que es lícito verter la sangre del prójimo, en purificándose con una profesión de fe y un baño ritual; quitarle lo que tiene, y quedar absuelto en repartiéndolo con ciertos individuos que han hecho voto de comerse lo ajeno". Supremo y oculto poder el universo, misterioso motor de la naturaleza, alma universal de los seres, tú que con tantos y tan variados nombres ignoran y adoran los mortales; ser infinito, incomprensible; Dios que en la inmensidad de los cielos diriges el camino de los mundos, y pueblas los abismos del espacio con millones de vastísimos soles, di: ¿qué son delante de ti esos insectos humanos, que ya pierdo yo de vista en la tierra? Cuando te ocupas de guiar los astros en sus órbitas, ¿qué son ante ti los gusanos que en el polvo se agitan? ¿se cura tu inmensidad de sus distinciones de sectas y partidos? ¿qué te importan las sutilezas en las que se afana su locura?. Y vosotros, crédulos mortales, demostradme la eficacia de vuestros ritos. ¿En tanto como los seguís o los alteráis, han cambiado con esa receta las leyes de la naturaleza? ¿es más luciente el Sol? ¿ha variado el curso de las estaciones? ¿son más fértiles las tierras, más venturosos los pueblos? Si es bueno Dios, ¿cómo se complace en vuestras penitencias? Si es infinito, ¿cómo puede vuestra adoración aumentar su gloria? Si todo lo han predeterminado sus juicios, ¿cómo los pueden mudar vuestras preces?. Responded, humanos locos.