miércoles, 5 de noviembre de 2008

mediterráneos, de rafael chirbes

Un libro con cosas muy buenas.
"Génova deplora estar en el final de una aventura. Desde hace años su carácter de puerta de Italia es más decoración de teatro que realidad, más historia que presente. Y los genoveses culpan de la mayoría de los males que los aquejan a ese sur que contribuyeron a integrar en la unidad de una Italia liberal. "El norte trabaja, el sur canta y Roma zampa", dicen, repitiendo el refrán de sus vecinos milaneses".


"Grimaldi, Spinola, Doria. Los apellidos genoveses cruzan con un brillo de metales preciosos y un perfume de remotas especias el ámbito medieval mediterráneo. Y en los inicios de la Edad Moderna resultará imposible hablar de América sin referirse a las escuelas cartularias de la altiva ciudad (patria de Colçon según los más ciertos indicios), y sin tener en cuenta la participación de sus comerciantes y banqueros en la vida del puerto monopoístico de Sevilla, cuyo tráfico llegaron a dominar. Quevedo habló de ella, de Génova, como del lugar en el que el oro americano era enterrado tras su breve brillo ibérico."

"Roma siempre activa dolorosamente en el viajero ese virus de melancolía. Él querría estar en esa ciudad en todas partes y poder volver en cualquier tiempo. Y eso lo enfrenta a la contradicción que existe entre el interminable tiempo de los dioses y el tiempo mezquino de los hombres. Roma le ofrece el guiño tentador de un tiempo intermedio, que es el de las obras que los hombres concibieron al amparo de una idea y una ambición desmesuradas y que les permitieron tocar con la punta de sus dedos mortales los dedos de la divinidad. Roma es la única ciudad del mundo que pone en marcha ese mecanismo en el viajero. París -tan deslumbrante- activa otros, pero Roma está ahí y no lo atrae por lo que cambia, crece, o se transforma, sino por su -en apariencia- quieta y desmesurada presencia inalcanzable, por más que la apariencia sea nada más que eso, apariencia, y si los viejos mapas del dieciocho o diecinueve nos permiten reconocerla, y las antiguas ilustraciones, comparadas con el actual perfil urbano, nos permiten identificar los tejados y cúpulas que vieron Stendhal o Goethe, lo cierto es que doscientos años todavía son pocos y bajo la aparente inmovilidad que envuelve el centro histórico, la ciudad no ha parado de hacerse y deshacerse durante casi tres milenios.
Cuando uno accede al interior del Panteón y advierte que la presencia de esa arquitectura levantada hace dos mil años se sobrepone a la invasión de turistas y convierte sus cuerpecillos en nada y difumina sus voces y les dicta su atmósfera, su espacio y su silencio hermosos y sobrecogedores, tiene la impresión de estar en el vientre de la divinidad, aunque la divinidad no sea más que una máscara que puede arrancarse leyendo el palimpsesto de los avatares, destrucciones, cambios y mistificaciones de la ciudad que se ha llamado igual durante casi tres mil años y seguramente nunca ha sido la misma."
"Bernini, bramante, la loba de bronce y Marco Aurelio subido en su caballo formando una sola familia con la lozana andaluza, con Anita Ekberg, que entra con la majestad de una pesadilla en la Fontana de Trevi, con los tedescos de Carlos V que orinaron cerveza sobre las lápidas de mármol, con los codiciosos Borja que se entremataron y cuyos huesos luego nadie quería tener cerca, con Velázquez y Sorolla que aprendían en mañanas como aquellas que vivió el viajero a ver una luz inigualable y con el chapero fascista que aplastó la cabeza de Pasolini en algún desolado lugar de la playa de Ostia. Una úncia Roma"

1 comentario:

  1. Quiero ver y estar en todos estos sitios contigo...vivir ese día a día que pudieron ver otros contigo...y disfrutarlo contigo...sólo contigo...quiero compartir contigo todas esas experiencias que yo sé, te hacen disfrutar tanto que pareces un niño pequeño entusiasmado con su nuevo juguete...se te dibuja una sonrisa tan dulce e inocente que no tiene nada que envidiar a los nenes de 4 añitos...sólo que a ti se te dibuja en un museo...frente a los libros...cuadros renacentistas...todas esas sonrisas y tu entusiasmo lo quiero todo para mi...¿soy tan egoísta?

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