viernes, 5 de septiembre de 2008

Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini

La frase significa: lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini.




Va referida a este papa, Urbano VIII, que pertenecía a una de esas familias italianas entre las que solía recaer el papado, los Barberini.
Tras la gloria imperial, Roma perdió el explendor que le diran sus césares, y sus habitantes emplearon sus edificios como canteras, y sus ruinas como lugar de pasto para sus rebaños.

Los papas, que hubieran debido proteger el legado, no pudieron o no quisieron hacerse cargo de ese enorme fardo, que se fue degradando progresivamente.
Sin embargo algunos edificios lograron sobrevivir. Unos, como el mausoleo del emperador adriano, fue empleado como fortaleza defensiva, y rebautizado como castillo de san ángel.





Otros, debido a su espectacular arquitectura y belleza, no necesitaron buscar nuevas funciones, aunque sí fueron transformados en iglesias cuando les llegó el momento. Ese fue el caso del Panteón de Roma, construído por Agripa, pero completamente reformado por, como no podría ser otro, adriano.





Su techo estaba cubierto por tejas de bronce, y la pronaos (véase la foto) estaba interiormente decorada con vigas del mismo material. Durante todos los periplos que transcurrieron a su puerta, el panteón logró conservarse intacto, tan grande era el respeto que imponía.

Urbano, que debía andar escaso de fondos, necesitaba perentoriamente una buena cantidad de bronce para fundir el barroco (dejémoslo ahí) baldaquino de san pedro. Y dijo, "pa que voy a buscarlo por ay, si aqui al lao tengo algunos cachos!" y para ello extrajo las vigas y levantó todas las tejas del Panteón. De ahí el origen de la frase.

















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