domingo, 13 de julio de 2008

WOMEN'S WORLDS 2008



Ha comenzado el 10 congreso internacional sobre mujeres, y la sede de este año es Madrid.


Su manifiesto dice así:


La igualdad no es una utopía. La igualdad es un derecho. Otro mundo es posible, otro mundo que tenga inscrita la paz y la libertad para todas las mujeres. Somos iguales y somos diferentes. Nuestro congreso es una apuesta por la equidad en la diferencia y la diversidad.


Últimamente el feminismo está levantando mis suspicacias. Creo que detrás de esa expresión hay algunas personas que confunden el significado de la igualdad, y lo mezclan con una especie de sentimiento de revanchismo que ha pasado de defender la mera igualdad, a imponer a la mujer por encima del hombre basándose en la necesidad de recuperar el terreno perdido tras siglos de tradicional marginación. Soy partidario de la igualdad, pero creo que el feminismo que defiende la necesidad de la preponderancia de la mujer es un error prácticamente de la misma magnitud que el machismo.

Creo que pertenezco a una generación en la que las cosas están empezando a cambiar, aunque todavía hay mucho por hacer. Sin embargo pienso que los cambios sociales no se pueden producir de la noche a la mañana, y para que la mujer esté completamente en plano de igualdad, por lo menos en el mundo occidental, todavía debe pasar alguna generación. Otra cosa es hablar de paises no desarrollados.

Por otro lado, no me gusta escuchar ni ver ejemplos en los que en nombre de esa igualdad se promociona a las mujeres por encima de los hombres, o aparecen ellas en situaciones que en caso de ser un hombre, sería escandaloso.

La igualdad es eso, igualdad, nada más. Ni machismo, ni feminismo. Creo que se producirá cuando estas discusiones nadie se las plantee, y en el mundo se acepten las cosas con naturalidad.


Escuché una mujer llena razón, que decía en ese congreso algo más o menos así:


Pertenecemos a una generación a la que se la han facilitado las cosas. Nuestras oportunidades se han ampliado muchísimo. Hemos tenido la opción de estudiar, de formarnos, y alcanzar puestos como el que tenéis vosotras o tengo yo, con el que no podríamos haber soñado hace sólo cuarenta años. Pero las puertas se han abierto a las mujeres siempre y cuando respondan como lo haría un hombre. Es lo único que se espera de ellas. Si un día apareces en el trabajo con tu bebé en brazos, tus derechos se han terminado.

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