lunes, 12 de enero de 2009

angélica






-Me parece que sois demasiado osada hablando así. ¡Me ofendéis!

-Y a mi me parece que en vuestra familia sois demasiado susceptibles -repuso Angélica, cuya ira se sobreponía al terror-. Cuando se os festeja, cuando se os mima, os ofendéis porque el que os recibe parece ser más rico que vosotros. ¡Si se os ofrecen presentes, es una insolencia! Cuando no se os hace una reverencia lo bastante profunda, es otra. ¡Si no se vive como un mendigo, alargando la mano hasta arruinar al Estado, como todo vuestro gallinero de señores, es un arrogancia hiriente! ¡Si se pagan los impuestos hasta el último sueldo, es una provocación...! ¿Sabéis lo que sois vos, vuestro hermano el rey, vuestra madre y todos los traidores de vuestros primos: Condé, Montpensier, Soissons, Guisa, Lorena, Vendôme...? ¡Una banda de mercachifles!

Se detuvo porque le faltaba el aliento.

Erguido sobre sus altos tacones, como un gallo joven sobre sus espolones, Felipe de Orleáns lanzó una mirada indignada a su favorito.

-¿Habéis oído nunca hablar de la familia real con insolencia semejante?


Angélica. Anne y Serge Golon.








No hay comentarios:

Publicar un comentario